Atlante Nachel Presenta La Batalla de Actium - Grandes Batallas de la Historia VIII Narrador Atlante Nachel Temas Musicales Inbtro 4 Sangre en Lepanto Darkness of my Sun Eyes of Glory Etherial Choir Ascends Autores Atlante Nachel The 126ers Aakash Gandhi Doug Maxwell/Media Right Productions Montaje & Realización Atlante Nachel Creación Atlante Nachel
Atlante Nachel Prersenta La Batalla de Covadonga - Grandes Batallas de la Historia VIII Vídeo estrenado en mi canal de Vimeo https://vimeo.com/channels/atlantenachel Fuente del vídeo https://vimeo.com/342372373 Agradecimiento especial a EL RINCONCITO DE LA HISTORIADORA http://elrinconcitodelahistoriadora.blogspot.com/20 12/ Temas Musicales Rey Pelayo La Batalla de Covadonga Autor Atlante Nachel Montaje & Realización Atlante Nachel Creación Atlante Nachel
ATLANTENACHELIII OFRECIÓ La Batalla de Cannas - Grandes Batallas de la Historia VII IMÁGENES Google TEXTO Wikipedia org MÚSICA TEMAS Darkness of My Sun Remember The Heroes Eyes of Glory Action Hero Etherial Choir Ascends AUTORES The 126ers Audionautix Aakash Gandhi Jingle Punks Doug Maxwell/Media Right Productions MONTAJE & REALIZACIÓN ATLANTENACHELIII CREACIÓN ATLANTENACHELIII
La Expedición Franco-española a Cochinchina o Guerra de Cochinchina fue una campaña militar que tuvo lugar en Cochinchina entre 1858 y 1862. La operación fue emprendida por una coalición formada por el Segundo Imperio Francés y el Reino de España que enviaron una serie de fuerzas expedicionarias a la península Indochina con el pretexto de castigar al Estado vietnamita por el asesinato de sacerdotes católicos –entre ellos un obispo español– que se habían producido en la zona en los últimos tiempos. Durante el reinado de Isabel II, la presencia de España en Asia era casi la única presencia europea relevante junto con Portugal. España poseía dominios en la isla de Borneo, Guam y todo el archipiélago filipino.
ATLANTENACHELIII
OFRECIÓ
LA BATALLA DE SAIGÓN
CON LA COLABORACIÓN DE
WIKIPEDIA ORG EXPEDICIÓN FRANCO ESPAÑOLA A CONCHINCHINA
Se desarrolló durante el transcurso de las Guerras Médicas, que enfrentaron a
griegos y persas.
En el año 490 a. C. los atenienses lograron resistir a
la invasión persa en la batalla de Maratón. Diez años más tarde, ya muerto el
persa Darío I, su hijo Jerjes, preparó un nuevo ataque.
Treinta y un
estados griegos se reunieron en Corinto, presididos por Esparta,
comprometiéndose a luchar hasta la victoria o derrota definitiva, sin hacer la
paz por separado. El estado que se rindiera debería soportar el secuestro de sus
bienes, que serían destinados al santuario de Delfos para ganar el favor de los
dioses.
Milicíades fue el gran estratega de la batalla de Maratón, pero cayó en
desgracia al no poder conquistar la isla de Paros, y fue acusado de traición.
Esta decadencia del poder de Milicíades fue aprovechada por Temístocles para
imponer su plan de guerra por mar. El puerto militar de Falero fue reemplazado
por el del Pireo, y se fabricaron doscientas galeras.
De todos
modos, lo que sí es seguro, es que el ejército era muy numeroso, y por eso debía
desplazarse por tierra. Para atravesar los estrechos del Bósforo construyeron
dos puentes, cada uno formado por más de trescientas embarcaciones, atadas entre
sí, cubiertas con tierra. Una vez en Europa, prosiguieron por el camino de la
costa. Además contaban con mil doscientos buques de guerra y tres mil de
transportes, muchos de los cuales se destruyeron en la travesía.
Entre Tesalia y la Grecia central, se encuentra el desfiladero de las
Termópilas, donde esperó el rey Leónidas de Esparta, al frente de su ejército de
siete mil hombres, el paso de los invasores. Allí comprendió Jerjes, viendo caer
a sus hombres, lo difícil que sería la conquista de un territorio como el
griego, tan montañoso, que le permitía a los griegos resistir desde escondites
naturales. Pero, a pesar de la heroica resistencia, finalmente el rey persa se
impuso, y entró en el Ática.
Con fuerzas muy superiores a las griegas,
los espartanos propusieron retirarse y concentrar sus fuerzas en el istmo de
Corinto, pero esa idea fue desechada. Sin embargo, este plan espartano fue
aprovechado por el jefe ateniense, Temístocles, para que llegara a conocimiento
de los persas, y engañarlos. Así, creyendo que los griegos se retirarían a
Corinto, dividieron sus fuerzas para impedirles salir de la bahía. La idea era
debilitar el ejército persa para poder enfrentaros exitosamente en Salamina, con
fuerzas un poco más parejas. Atenas fue evacuada teniendo la certeza de que
sería blanco del ataque persa. Este no se hizo esperar y la ciudad de Atenas fue
destruida, luego de ser saqueada, como venganza a la derrota sufrida por los
persas en Maratón.
Las naves persas dispuestas en tres filas, divididas en dos escuadras de tres
columnas, fueron aniquiladas por las trescientos sesenta y seis naves griegas,
de las cuales ciento ochenta pertenecían a Atenas.
Ante el desastre, los
persas se retiraron a Tesalia, ubicada al norte, donde Jerjes que se retiró a
Asia, fue reemplazado por Mardonio, yerno de Darío. Desde Tesalia, Mardonio,
envió a Atenas, como embajador, al rey de Macedonia, con una propuesta de paz,
que suponía un reconocimiento de la autoridad del rey persa, que se comprometía
a restaurar los daños ocasionados por la invasión.
Sin embargo, no fue
necesario para los griegos llegar a una paz con los persas, ya que los
espartanos, que se había apostado en la llanura de Platea, vencieron casi sin
ayuda de Atenas, que llegó cuando ya la victoria era un hecho para Grecia.
Choque
Cuando la línea griega estuvo formada en orden de combate, Milcíades dio una simple orden: «¡Al ataque!».Según Heródoto, los griegos corrieron toda la distancia que les separaba de los persas profiriendo su grito de guerra: «¡??????! ¡??????!».Es sin embargo dudoso, ya que la armadura completa (panoplia), pesaba por lo menos 20 kg, por lo que era bastante pesada. La carrera sería una marcha, en filas cerradas, cuya aceleración devino en una carga en los últimos 100 metros, para llegar con plena velocidad hasta el enemigo. Esta táctica presentaba la ventaja de estar menos tiempo bajo la lluvia de flechas de los arqueros persas, cuyo alcance máximo era 200 metros. Heródoto sugiere que fue la primera vez que un ejército griego corrió hacia su adversario. Tal vez fue debido a que era la primera ocasión en que se enfrentaba a un enemigo con tal potencia arquera. Según Heródoto, los persas se quedaron sorprendidos, porque dicha carga rayaba en la locura, dado que no tenían caballería o arqueros. Los persas estaban habituados a que sus adversarios griegos les tuvieran miedo y huyeran en lugar de avanzar. La griegos atravesaron sin atascarse ante las andanadas de flechas persas, protegidos por sus armaduras, y golpearon las líneas enemigas. Los persas fueron sorprendidos, esperaban que sus oponentes fueran un blanco fácil y detener su progresión. El choque de la falange de hoplitas fue devastador: los hoplitas permanecían en contacto mediante sus lanzas y sus hombros, y hay que tener en cuenta la masa total de la falange y su energía cinética, ya que llegó a toda velocidad. La energía acumulada por la falange fue tal que el impacto arrolló a los infantes persas. En los combates entre griegos, los escudos entrechocaban y las lanzas llegaban a las armaduras de bronce. Los persas no tenían ni escudos ni armaduras apropiados. No disponían prácticamente más que de su piel para oponerse al "blindaje" griego y no tenían apenas nada que pudiese penetrar el muro de escudos. Los flancos griegos dispersaban fácilmente a las tropas que se les enfrentaban, porque consistían en tropas reclutadas en el imperio o jonios poco motivados y por ende más débiles en el centro. Dichas tropas se desbandaron y subieron presas del pánico a bordo de sus barcos. El centro persa resistió mejor porque estaba compuesto de tropas de élite (los melóforos, entre otros), quienes, a su vez, hundieron el centro de una línea delgada de hoplitas griegos, hasta que los flancos griegos lograron envolverlos. De hecho, las tropas griegas dispuestas en las alas renunciaron a perseguir a las tropas persas derrotadas y cayeron en el centro del ejército persa en una maniobra de tenaza perfecta. El centro persa se replegó en desorden hacia las naves, perseguidos por los griegos. Dichos combatientes del centro del ejército persa fueron aniquilados hasta en el agua. En la confusión, los atenienses perdieron más hombres que en el momento del choque entre los dos ejércitos. Soldados persas huyeron hacia las marismas donde se ahogaron. Los atenienses lograron la captura de siete naves persas, mientras que las otras lograron escapar. Heródoto refiere que Cinegiro, hermano de Esquilo, había atrapado un trirreme persa e intentaba sacarlo a la playa, cuando un miembro de la tripulación persa le cortó la mano. Murió a causa de la amputación.
Controversias y puntos oscuros
La cuestión de la fecha
Todas las fuentes coinciden en afirmar que la batalla comenzó "en el día noveno del tercer mes del verano del año quinto del reinado de Ramsés". Esto sitúa el combate alrededor del 27 de mayo de 1274 o de 1275 a.C..
El año de coronación de Ramses es entre 1274 y 1275 a.C..
Se ha afirmado que el conflicto ocurrió entre 1274 y 1275 a. C., pero hay gente que dice que ocurrió en 1270 a. C. o incluso en 1265 a. C., aunque algunas fuentes modernas, por ejemplo, Healy (1995), datan la batalla en 1300 a. C., pero muchos egiptólogos y estudiosos, tales como Helck, von Beckerath, Ian Shaw, Kenneth Kitchen, Krauss y Málek, estiman que Ramsés II gobernó unos 66 años, de c. 1279 a 1213 a. C., situando la fecha en torno al 1274 a. C.
Las trayectorias de los ejércitos egipcios
Mucho se ha escrito acerca del supuesto "error" de Ramsés II al enviar los cuatro ejércitos por distintos caminos, y se ha imputado a esta decisión el cuasidesastre sufrido por los dos primeros al ser sorprendidos por los carros hititas en el primer día de la batalla.
Sin embargo, existen fuertes razones militares para que el faraón lo hiciera de esta forma, y las principales consisten en el tamaño de sus ejércitos y la aridez del terreno a recorrer. Estas dos circunstancias convertían en un gran problema la logística de suministros para las tropas. Se trataba de recorrer desde Egipto unos 800 km al norte, atravesando Canaán, hasta llegar a la Siria Central.
Si bien "la estación en que los reyes van a la guerra" (época en que se pactaban las guerras) estaba claramente circunscrita al período posterior a las cosechas de trigo y cebada para dar tiempo a los estados vasallos a que acopiaran grandes cantidades de alimentos para el ejército que llegaría luego, una vez abandonado el territorio amigo los cuerpos de ejército hubiesen quedado librados a sus propios medios. La única forma de transportar los suministros hubiese sido la formación de enormes convoyes de carretas de bueyes, de una lentitud tal que hubiesen retrasado a la fuerza entera durante meses y meses.
Cada ejército debía, pues, una vez traspuestos los límites del imperio, abastecerse a sí mismo mediante la requisa de alimentos de los vasallos del enemigo. Solo de esa forma pudieron los egipcios llegar al campo de batalla en buenas condiciones físicas y morales.
Si Ramsés hubiese enviado los cuatro cuerpos por la misma ruta, el Segundo hubiese encontrado, en un punto dado, solo la devastación producida por las necesidades del Primero. Tras él vendría el Tercero, hallando aún menos alimentos, y es muy probable que los soldados del Cuarto se hubiesen muerto de hambre. Ramsés no deseaba luchar solo con un cuerpo de ejército bien alimentado y otros tres débiles y al borde de la inanición, por lo que diseñó cuatro rutas de aproximación paralelas de modo que cada cuerpo nunca encontrase a su frente la gran carestía producida por el que lo precediera.
La duración de la batalla
La única referencia a fechas concretas mencionada en fuentes antiguas es la del Poema, que ubica el campamento de Ramsés al sur de Qadesh en la mañana del día 9. Después no hay ninguna otra indicación cronológica, lo que ha llevado a los historiadores clásicos a suponer que todo ocurrió ese mismo día 9.
Esto es altamente improbable, y el principal obstáculo consiste en que las fuentes mencionan los vadeos del río como si se tratase de algo que se pudo realizar en lapsos bastante breves.
La geología y la hidrología han demostrado que el ancho, la profundidad y el caudal del Orontes no han cambiado sustancialmente en los últimos miles de años, por lo que las dificultades que se encuentran hoy para vadearlo no tienen por qué haber sido menores en tiempos de la batalla.
Se han hecho experiencias para reproducir el cruce del río por los lugares por donde lo vadearon Amón primero y los hititas más tarde. Se utilizaron carros árabes modernos tirados por asnos, que tienen ruedas de más o menos el mismo tamaño que los vehículos que nos ocupan, y se ha visto que, apenas abandonada la orilla, el agua llega hasta más arriba de los ejes. De esta observación surge la afirmación de que el ejército egipcio (4.000 infantes y más de 500 carros de guerra, sin contar los de suministros) tuvieron que tardar hasta la caída de la tarde del día 9. Los espías fueron capturados después, torturados, interrogados y liberados aún más tarde, por lo que, si se quiere justificar el ataque hitita una vez que su rey tuvo los datos, toda la batalla de Qadesh ocurrió en noche cerrada.